lunes, 18 de julio de 2011

Intolerante con la intolerancia

En esta oportunidad, me gustaría abordar un tema que considero central para el desarrollo de nuestro país, por ser uno de los principales escollos para su crecimiento. Se trata de la intolerancia. Intolerancia política, religiosa, racial, social, de sexual o de género, deportiva, cultural... sólo por mencionar las primeras que se vienen a mi mente.
En estos últimos días, estuve siguiendo un poco más de cerca que de costumbre la actualidad de Argentina. El tema que más cautivó mi atención fue el debate que se generó luego del poco feliz comentario de Fito Páez, expresando su asco hacia la mitad de los ciudadanos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por no haber votado a quién él considera la mejor opción.
Leí noticias, artículos de opinión, tweets. Leí también una carta, cuya lectura recomiendo, de Norberto Galasso a Fito, publicada por Aníbal Fernández en su blog.
En general, me abrumó tanta intolerancia, plasmada a través de varias de sus formas: desautorización, denuestos, ataques públicos, acusaciones, bajezas. 

Quisiera detenerme un momento en la Carta del Sr. Galasso. Me pareció interesante la descripción (un poco estereotipada) que realiza de algunos de los sectores que coexisten en nuestro país, así como su acertada referencia al individualismo de los argentinos. 

Por un lado, es una verdad insoslayable que gran parte del país no comprende a otra gran parte del mismo. Muchos de los que tuvieron más oportunidades no comprenden a los que tuvieron menos, cayendo a veces en el error de pensar que es exclusivamente por elección propia. Los que tuvieron menos no comprenden a los que tienen más, dado que lo consideran injusto. La lógica indicaría que los que tuvieron más oportunidades deberían estar mejor preparados para la tolerancia y para la comprensión. La lógica muchas veces no se cumple.

Sin ánimos de tomar partido, creo no equivocarme al decir que hay lacras en todos los sectores. Corrupción en las filas del sindicalismo, con negociados que benefician a unos pocos y con el fomento, a veces desmedido, de mantener empleada gente cuyo aporte es negativo y/o nocivo, ya que no sólo no trabajan, sino que destruyen la cultura de trabajo en el ambiente que los rodea. Por otro lado, el empresariado no se queda atrás. Evadiendo impuestos, empleando gente en negro, presentándose en convocatoria para burlar a sus acreedores, amparándose en la a veces laxa ley. 

Volvamos a la carta. Vi mucha intolerancia. Más del "nosotros" contra "ellos", del "ganamos" versus el "perdemos", el “tenemos que hacerles entender que están equivocados”. No me gustó que se vanaglorie de su odio. Citando al lúcido Jorge Lanata, "Nadie puede estar orgulloso de su odio, si es que lo tiene. El odio es una bajeza del espíritu". En conclusión, la carta me pareció interesante, pero creo que no suma. 

Por otro lado, me gustaría también hacer un breve comentario sobre algunos de los electores que se inclinaron por el oficialismo porteño. Sin ánimo de juzgar (el voto, gracias a muchos patriotas que se esforzaron por esto, es libre), me gustaría puntualizar en la subjetividad con que se analizan ciertas aspectos dependiendo de quién los realice. Al preguntarle a estos votantes por qué le perdonaban a Macri todo lo que prometió y no cumplió, las respuestas que encontré generalmente coincidían en el “no lo dejan”. 
Muchos de estos votantes son los que critican fuertemente al hoy gobierno nacional, y a ex gobernantes de la CABA. La reflexión que quiero hacer es la siguiente: ¿a Macri no lo dejan y a los demás sí? ¿Los anteriores repavimentaban por un tema electoral y Macri no? ¿Está mal votar por un chori y una coca, pero está bien hacerlo por una bicisenda? La inseguridad sigue igual o peor que hace 10 años, ¿pero no es un tema sobre el que se pueda hacer algo? La belleza está en los ojos de quien mira…

Analizando un lado y el otro, creo que la conclusión es que, en Argentina, todavía no hemos aprendido a hacer oposición. Hacer oposición es distinto a oponerse. Hacer oposición es sumar desde otro punto de vista, limitar el poder del gobierno de turno. No es enfrentarse a todas las iniciativas. Esto aún no lo hemos entendido. 

Después de todo, ¿no queremos todos que el país vaya para adelante? El problema es que como no todos miramos para el mismo lugar, ese adelante es distinto para cada quien. En ocasiones, el estar espalda con espalda hace incluso que el avanzar para unos, sea el retroceder para otros.  Un buen punto de partida puede ser la tolerancia. Al menos, la reducción de la intolerancia. Luego puede venir la comprensión, y, quién sabe, podamos empezar a pensar en el utópico y algo olvidado bien común.

2 comentarios:

  1. Negro:
    Leí la carta de Galasso a pesar de tener que entrar en el portal del maleducado o mal aprendido Anibal Fernández.
    En definitiva, luego de leer la carta siento que es mejor lo que dice Fito que lo que termina diciendo Galasso. Ya que a Fito le da "asco" lo que se entendería que está en lo opuesto de sus sentimientos, pero a Galasso le da "pena" lo que lo ubica en un sentimiento de superioridad. O sea como dueño de la verdad que le da pena que otro no lo entienda...
    En definitiva coincido con vos absolutamente con que la sociedad es una toda y sin duda todos los sectores tenemos responsabilidades. Los dirigentes salen del montón del pueblo.
    Hace ya mucho tiempo que me molestan las campañas políticas que dicen vamos a ganar. El objetivo es ganar (no olvidemos el nombre del partido gobernante Frente para la Victoria...) de que victoria me hablan???? El que debería ganar es el pueblo, pero el pueblo que cumple con la ley. No todo el pueblo. Entonces el día en que un político diga en campaña que su objetivo es convencer a la gente que su proyecto es el mas adecuado para el país, provincia o ciudad y que de no ganar va a aportar lo necesario para ese mismo objetivo. Si fuese así, creería que quieran el bien del otro. De otra forma sólo quieren satisfacer el ego de que los voten. Entonces, cuando los votan, se creen dueños de la verdad absoluta y cuando no los votan les dan asco o pena porque son todos nabos....
    Cuándo nos dedicaremos a construir sobre bases fundamentales y discutir sólo de lo accesorio? Cuándo vamos a pensar en un proyecto a largo plazo y no resolver todo con la billetera del momento? (que cuando está llena como ahora permite regalar para que genere votos...).
    Recién veía un cartel en el que estaba Filmus y Cristina y decía La Ciudad junto a la Nacion para crecer...o algo parecido. Me preguntaba, porque no puede haber aportes de la nación aunque los gobiernos sean de banderas diferentes?. Solo les interesa ayudar al que los adula. Y no es defecto de este gobierno, es cierto. Es de la política. Que pasaría si se hace una repartija justa de fondos???.
    En fin, en un país unitario como el nuestro, estas discrecionalidades seguirán existiendo. La recaudación de impuestos es unitaria y con ello el poder es siempre centralizado...
    Bueno, sorry por lo desordenado de los pensamientos, pero coincido con vos en mucho.
    Te mando un abrazo.

    José

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  2. Gracias Jota por los comentarios. Adhiero a lo que agregás. El festejo al ganar una elección se parece al festejo de un campeonato mundial. Creen que les están dando la verdad y la autoridad absoluta, cuando en realidad les están confiando la gestión de una comuna, provincia o país por un período de tiempo finito.
    Pero estoy convencido que se puede cambiar. Probablemente no lo veamos en nuestras vidas, pero hay que ir generando conciencia del largo plazo y el bien común, ya sea en el metro cuadrado donde a uno le toca vivir e influir, o involucrándose en algún otro ámbito o de alguna otra forma.
    Un abrazo

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