domingo, 4 de julio de 2010

El todo es más que la suma de las partes

Me costó dejar atrás la bronca y la amargura luego de la dura derrota. La ilusión que me había hecho en forma gradual, fue devastada en noventa minutos. Reducida hasta no quedar ni el mínimo recuerdo.


Ya me empiezo a cansar de ver a los jugadores llorando luego de la derrota. Muchachos: antes de llorar, tenemos que acordarnos de jugar. De aprender a ganar partidos decisivos. Partidos que no se ganan solo en 90 minutos. Esos minutos son los determinantes, sí, pero hay muchos más minutos en los que se forma un equipo y una idea de juego y que tienen lugar los meses o años previos a esos partidos decisivos.

Hoy me saqué la camiseta y he intentado buscar explicaciones futbolísticas de lo que pasó. Intentaré repasar algunas cosas que me dejó el partido.
Empiezo por lo que pareciera ser lo único que importa: el resultado. ¿Fue justo? Definitivamente no. La goleada fue excesiva y el partido pudo haber sido distinto si los alemanes no se encontraban con ese rápido gol, o si Argentina hubiera podido empatarlo en "su" momento en el partido. Pero creo que si este partido lo jugamos diez veces, lo perdemos ocho.

Entrando un poco más en el detalle del juego, creo que Alemania fue un justo ganador. Fue mucho más contundente y fue dueño del partido durante más tiempo. Incluso en los momentos que tuvimos la pelota, no pudimos generar ninguna jugada neta de gol (llamo jugada neta de gol a la que tuvoKlose en el primer tiempo y que dilapidó desviando el remate por encima del travesaño; no cuento ninguna situación de esta claridad para Argentina).

¿Por qué nos superaron? Encontré varios motivos, pero creo que los princiaples motivos fueron dos: la falta de presión nuestra y el exceso de presión de ellos. Este aspecto tiene su mayor determinación en el mediocampo. Coincido con Bianchi en que el secreto de los partidos está en la mitad del campo. Con un buen medio campo, los defensores se pueden lucir más y sin dudas que los delanteros van a tener mejor calidad de pelotas. Argentina marcó todo el mundial a 5 metros del jugador rival. El problema de marcar tan lejos es que se le da al rival dos o tres segundos para que controle la pelota con tranquilidad y le dé luego un destino seguro. Esperar al rival no es una opción en el fútbol de hoy. Se puede jugar un poco más retrasado (el Inter de Mourinho), pero cuando el rival cruza la mitad de la cancha no se le puede dejar que tenga cinco metros a la redonda para decidir qué hacer.

Argentina nunca supo resolver este aspecto del juego. Mascherano jugó tan atrás que nos perdimos su mejor versión, esa que le come el hígado al rival y no lo deja pensar. Maxi Rodríguez fue una sombra de aquella versión con ida y vuelta, con marca y llegada. Contra México terminó jugando de cuatro... Di María me gustó, pero claramente al hacer un recorrido tan largo y marcando tan lejos, el desgaste termina diluyendo su clase y potencial futbolístico.

Fallamos decisivamente en este aspecto del juego. Nos pasó en el inicio del segundo tiempo con Corea, pero los coreanos erraron su oportunidad de empate. Nos pasó todo el segundo tiempo contra México, pero los mexicanos no tuvieron demasiadas ideas. Nos pasó con Alemania. Y Alemania, que no es México ni Corea, nos mandó a casa. Darle espacio a Schweinsteiger, Muller y Oezil para que manejen los hilos del partido es suicidarse.

Como contrapunto, los alemanes ejercieron una asfixiante presión. Messi fue doble y triple marcado constantemente. Interrumpieron el circuito Messi-Higuaín-Tévez ocupando el espacio y no dejando pensar al receptor de la pelota. Cuando un argentino lograba dominar la jabonosa jabulani (algo que pareciera ser más complicado de lo normal) tenía una camiseta negra ya molestándolo.

¿Diego? Superó mis expectativas. Porque armó un grupo excelente y porque logró algo que no tuvimos en 2002 ni en 2006: contundencia en la red. Aunque, claro está, con esto sólo no alcanza. Me gustó de Diego que fue cambiando ante lo que le fue mostrando cada partido del mundial. Jonás no funcionó y lo sacó. A Verón le costó el ritmo y lo sacó. Acertó con los cambios durante el partido. Pero cuando más necesitábamos cambiar, decidió seguir igual. El segundo tiempo con México nos tendría que haber servido para darnos cuenta que así el equipo no funcionaba. Diego repitió el equipo y el funcionamiento fue parecido. Alemania lo explotó al máximo.

¿Messi? Tenemos que entender que Lio no es Diego. No juega de lo mismo y no tiene la misma personalidad. En el mano a mano es quizás más desequilibrante. Es casi imposible que pierda un uno contra uno. Pero no es el cerebro de su equipo. En el Barça, esta función se la reparten Iniesta y Xavi. En Argentina, lo hizo Verón cuando le tocó jugar, y nadie cuando la bruja estaba fuera. Alguien que le quitaba al crack (Lio) la responsabilidad de tener que armar el juego en el medio y llevar la pelota por el piso hasta cerca del área. Hasta el lugar donde Lio es determinante. Donde su gambeta lastima, generando peligro o tiros libres cerca del área (aunque no pateamos un sólo tiro libre con peligro en todo el mundial). Creo que Artentina sintió la falta de la bruja, el único jugador de estos 23 que demostró que podía ser el “lector” de los partidos (el papel que todo equipo necesita para corregir y entender qué es lo que el partido sigue). Pastore quizás pudiera hacerlo, pero es algo inocente e injusto pretender que en sus primeros partidos en la selección sea el dueño del equipo... Lio, contra Alemania y México terminó arrancando desde la mitad de la cancha. Es demasiada la distancia que hay que recorrer y los rivales que hay que superar.

Si me apuran, creo que Lio hizo un buen mundial. Siento que no lo aprovechamos al máximo.

¿Los delanteros? Higuaín mostró su frialdad y categoría, aunque no hizo ese gol que el equipo necesitaba en el momento más decisivo. Tévez aportó su lucha y un verdadero golazo, aunque me parece que la selección necesita de él más que trabar y pelear. Para trabar y pelear lo podemos poner a Mercier. Milito jugó poco y minutos “de relleno”. Ídem para el Kun. Mención especial para el Loco, que puede ponerle una cucarda más a su riquísima carrera y a su vida de película. Tengo que reconocer que me emocionó su gol…


¿Atrás? Romero no se comió ningún gol, pero tampco sacó ninguna imposible. Le dijeron que rebote la pelota con los puños e hizo eso. Me hubiera gustado que transmitiera un poco más de seguridad. El gringo Heinze fue el mejor de todos abajo. Además de mostrar solidez, contagió energía. Demichelis anduvo mal, aunque paradójicamente jugó su mejor partido en el 0-4. Me quedé con ganas de ver más a Samuel. Nico Burdiso siempre cumple. El puesto de lateral derecho fue un karma para este equipo. Diego, en serio: Garcé al mundial y no Zanetti? Podemos discutir si te gusta Cambiasso, Gago, Lucho, Lisandro López, D'Alessandro o Banega. Pero en un lugar donde ya se vislumbraban problemas, creo que no tuvo sentido la decisión de excluir a Pupi. Si lo llevabas como jugador 23, lo ibas a terminar poniendo ante los problemas evidentes que tuvimos en esa punta en todos los partidos (menos contra el pobre equipo helénico). Otamendi (quien creo que puede tener un enorme futuro en la selección) sufrió el partido con Alemania. En general, flojita la defensa, sí. Pero para mí, el problema estuvo en el medio.


¿Fracaso? De ninguna manera. Hicimos un buen mundial y, a diferencia de hace cuatro años, perdimos contra un equipo que nos superó. Hace cuatro años perdimos porque no tuvimos la decisión de ir a buscar el partido (¡¡los alemanes tenían papelito para los penales!!). El sábado pasado perdimos justamente ante un equipo mucho más sólido que el nuestro. Sin figuras rutilantes (todos sus jugadores juegan en la Bundesliga). Sin un técnico mediático. Pero demostrando que el todo es más que la suma de las partes.

domingo, 7 de marzo de 2010

El Rey David

David fue el segundo de los reyes del antiguo Reino Unificado de Israel, según la Biblia. Es representado como un rey justo, aunque no exento de pecados, así como un aclamado guerrero, músico y poeta, y al que tradicionalmente se atribuye la autoría de muchos de los salmos del Libro de los Salmos.

Qué decir del triunfo argentino en tierras suecas, nuevamente bajo el sello indeleble de David Nalbandian. O mejor dicho, qué no decir...

La historia había empezado semanas atrás, cuando las lesiones marginaban a los mejores tenistas argentinos del momento y lo que hace un tiempo se hubiera visto como una serie más que accesible, hace diez días ya era titulada en nuestros medios como misión imposible"... Pero nadie contaba con el David de las causas perdidas...

Los medios de opinión

En cuanto a nuestros medios, más de lo mismo. Los mismos que nos hicieron campeones antes de jugar la final contra España, fueron los mismos que atacaron a David y a Delpo con toda la artillería que tuvieron disponible tres días después. Y fueron los mismos que salieron a endiosar a Delpo cuando ganó el US Open, o a David después de su nueva página en su riquísima historia copera.

El periodismo generalmente refleja el pensamiento del país. O al menos la idiosincrasia de una buena parte de él. En Argentina tenemos una muy fuerte y arraigada tendencia a ensalzar y condenar personas con total y absoluta autoridad. Los héroes y villanos son intercambiables ante el menor cambio de viento. Cientos de miles de argentinos emitimos día a día lacónicos juicios sobre todo. En los cafés, en los almuerzos, en los taxis o en internet. Nunca dejamos de opinar. Y siempre lo hacemos con máxima autoridad. Si hay algo que nos distingue es el Opinionismo Absoluto.

Un día nos ponemos la capa de superhéroes y solucionamos el problema del hambre en Latinoamérica. Al día siguiente, ante el logro deportivo de un argentino que practica lanzamiento de garrocha, nos vanagloriamos de lo tenaces que somos. Una tarde resolvemos la corrupción en el Senado y esa misma noche damos cátedra de lo que tiene que hacer Maradona para salir campeón del mundo. Así somos. Nos jactamos de lo buenos que somos y de lo malos que son algunos. Pero siempre decimos la verdad (la nuestra, la única que conocemos).

El David de los imposibles

Este pequeño preámbulo lo hago simplemente para expresar mi irritación ante aquellos que tildan a un deportista de la talla de David Nalbandian de fracasado o de mediocre. ¿Y por qué? Simplemente porque no es el mejor tenista del ranking mundial, pese a que pareciera tener tenis de sobra para serlo.
Analicemos esto por partes. ¿Tiene David condiciones para ser número uno del mundo? De sus condiciones tenísticas creo que no quedan dudas. Pero para ser el mejor del ranking hace falta mucho más que jugar bien al tenis.

Prueba de ello son los números uno que han sabido suplir su no tan soberbio tenis con perseverancia, dedicación, sacrificio y entrenamiento (se me vienen a la mente Lendl, Hewitt, Ferrero, y hasta el gran Guillermo Vilas, que llegó a número 2, se podría incluir en este grupo). Rafa Nadal es quizás el mejor ejemplo de este grupo de la constancia, por ponerle algún nombre. Con un tenis no tan rico como el de Roger Federer, ha llegado a ser número uno a pesar de Roger.

Del otro lado se ubica el grupo del talento, los que con menor esfuerzo pudieron llegar muy lejos. Sampras (decían que en su última etapa, su entrenamiento para los Grand Slams eran los partidos de las primeras rondas), Guga Kuerten, Andre Agassi o John Mc Enroe. A David lo tenemos que incluir en esta clase de jugador (aunque probablemente no en el mismo grupo, ya que los mencionados han logrado indiscutidamente mayores resultados).

Hay un tercer grupo en el que se mezclan las dos características (talento y constancia) y en el que aparece un espécimen cada muchos años... Aquí ubicamos a un jugador tan difícil de igualar como el gran Rogelio...

Por otro lado, ¿se puede decir que, pese a tener condiciones, no llegar al máximo potencial es ser mediocre? Creo que lejos estamos muchos de llegar a ser "lo mejor que podamos ser". El mejor ciudadano que podamos ser; el mejor amigo que podamos ser; el mejor padre o hijo que podamos ser… Es más fácil decir que el mediocre es David, ¿no? No quiero profundizar mucho en este aspecto porque no es el objeto del post.

A David se le han criticado sus intereses. Si le gusta correr rally, tirarse en bangee-jumping o estar en Córdoba tomando un mate con sus amigos es un problema (o mejor dicho, un asunto) de él. Él, a diferencia de muchos otros del resto de los mortales, no tiene ni la obligación ni la necesidad de hacer lo que hace. Lo hace porque le gusta y cuando tiene ganas.

En la copa Davis, David ha ganado de local, de visitante, en cancha dura, en polvo de ladrillo, en carpeta, en césped, en primera ronda, en finales, en el grupo mundial, en la clasificación... Tiene un récord de 27-9 a favor (17-4 en single y 10-5 en dobles). Juega mejor cuando representa a Argentina que cuando juega para él. Lo motivan más el celeste y el blanco que el verde. Pero lamentablemente eso no lo exime de que le caigamos duramente por no ser el mejor del mundo.

Si está peleado o no, o si se lleva bien con Delpo es harina de otro costal. Vilas y Clerc se odiaban y llegaron juntos y ellos solos a la final de la esquiva Ensaladera de plata.

Una vez más, David ha demostrado por qué es el mejor argentino en la historia de la Copa Davis. Este fin de semana tuvo una excelente compañía en el muy seguro Zeballos en el dobles, y en Leo Mayer, ganando aquel por pocos esperado primer punto de la serie, agrandándose en una parada más que difícil.

Este David no es tan distinto de aquel rey de Israel. No exento de pecados, es guerrero de misiones imposibles, músico de un revés único en el circuito y poeta de hazañas memorables. La diferencia quizás está en que él no escribió salmos. Él canta siempre el mismo salmo. Uno que escribió un tal Vicente López y Planes hace varios años y que David ruge en cada oportunidad que la Davis le ofrece… “Oíd mortales…